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Violencia e impunidad en crímenes de odio


2019-02-16
https://alianzatex.com/nota.php?nota=N0062039
Alianza Tex

TEXCOCO, México.- (TEXCOCO PRESS).- Crímenes de odio preocupa a distintas entidades civiles y religiosas de diferentes estados de la República Mexicana. En Guerrero, municipios de la región de la Costa Grande, registran desde 2010 asesinatos de la comunidad LGBT clasificados solamente como homicidios, no se le cataloga como un crimen de odio por las preferencias sexuales de las víctimas. En el estado de Hidalgo desde 2008 a la fecha se han contabilizado por asociaciones civiles más de quince crímenes de odio, sin tener esclarecido al día de hoy ninguno de ellos.

En el Estado de México de acuerdo a Fernanda De la Riva, los asesinatos de personas de la comunicad LGBT han ido al alza, estos son clasificados por las autoridades simplemente como homicidios, aunque diferentes organismos han pedido su reclasificación como crímenes de odio, no han tenido respuesta.

La comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI) es uno de los grupos más propensos a sufrir agresiones en nuestro México, narra Alejandro Brito, director de la organización Letra S. en una entrevista publicada por El Universal en 2017, referencia señalada ahora por la misma Fernanda De la Riva.

“En México nadie sabe cuántas sentencias hay por crímenes de odio. Nosotros hemos contabilizado 202 homicidios en tres años y sólo en 20 se sigue una línea de investigación de crimen de odio”, explica Brito en la misma entrevista del Gran Diario de México.

La situación de hombres y mujeres de la comunidad LGBT es de alta vulnerabilidad ante las agresiones de violencia física. En casos documentados en los estados de Puebla y San Luis Potosí, no han sido asesinados, pero si golpeados con saña y lastimados severamente. En la ciudad de Puebla Ricardo “G” y Tirso “L” sufrieron durante el es de Mayo de 2018 ataques a plena luz del día.

Al descender de un autobús en la central de abasto de la capital, Ricardo “G” con fractura de brazo y golpes contusos en cara y cuerpo fue llevado por un particular a una clínica donde fue internado. Al solicitar formular la denuncia, ninguna autoridad acudió, debido a la carga de trabajo por las denuncias de robo de combustible, alegaron no tener personal.

Tirso “L” fue tundido a golpes por dos sujetos cuando viajaba en un autobús de la ciudad de Tlaxcala a la de Puebla. Sin mediar palabra dos sujetos le arrancaron parte de su blusa, le golpearon con un teléfono la nariz y con los puños le tundieron en prácticamente todo el cuerpo, le quitaron los zapatos y arrojaron por la ventanilla su bolsa donde llevaba su dinero, teléfono y pertenencias. Los tipos descendieron metros delante de la población de San Pablo del Monte, Tlaxcala.

Tirso “L” pidió bajar de la unidad, sin tener respuesta hasta unos kilómetros delante. El chofer todavía lo insultó. Al solicitar apoyo a una patrulla fue ignorado y hasta amenazado con ser detenido. Al llegar a la Ciudad de Puebla, le indicaron no poder levantar la denuncia por no haber sucedido en su jurisdicción. Al regresar a Tlaxcala y tras ser atendido por un médico, fue acompañado a levantar la denuncia por personal de un centro de apoyo a grupos vulnerables, sin registrar avance alguno al mes de diciembre de 2018.

En San Luis Potosí, Paula “R” fue víctima de acoso primero y después fue ultrajada en las escaleras del edificio donde residía. A comienzos de septiembre, regresaba de su trabajo en una cafetería cuando fue atacada por tres hombres jóvenes, uno de ellos el acosador, ahí fue violentada, atacada y ultrajada. No le robaron nada, solamente los daños ocasionados, razón para estar internada en un hospital alrededor de quince días. La carpeta de investigación se mantiene abierta, sin avance alguno. Las cámaras de vigilancia registran a los agresores cuando llegan y salen del edificio.

De estos tres casos, ninguno tiene respuesta, y a decir de miembros de colectivos de los estados de Puebla, Tlaxcala y San Luis Potosí, será muy difícil tener en un resultado y llevar a los responsables ante la autoridad para ser castigados por los hechos violentos en agravio de estas personas.

Ricardo “G” y Tirso “L” estuvieron dedicados al sexo servicio, y Paula “R” trabajadora y en proceso para realizar la mutación sexual de masculino a femenino.

 

México no deja de ser un país donde la homofobia no cede y los crímenes de odio cada año, poco a poco, crecen, sin tener mayor relevancia para las autoridades de todos los niveles de gobierno.