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En los zapatos de mujeres trans en situación de calle: abusos sexuales y transfeminicidios sin justicia


2023-05-25
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Las mujeres trans son uno de los grupos más vulnerables en México, pues tan solo el año pasado aumentaron un 11,53% los asesinatos de odio en su contra, al registrarse 87 casos contra los 71 del 2021, según datos de la organización Letra S, Sida, Cultura y Vida. Por otro lado, las personas en situación de calle es otro grupo vulnerable que se enfrenta a diferentes tipos de violencia y discriminación. En la Ciudad de México, en promedio, mueren 100 al año y viven cerca de 7 mil.

Entre ambos grupos converge el de mujeres trans en situación de calle. En la Ciudad de México habitan en los alrededores de la alcaldía Cuauhtémoc, donde ofrecen servicios sexuales para sobrevivir.

Aunque asociaciones como LLECA, encabezada por la activista Victoria Sámano, les extienden la mano regalándoles condones, ropa y cosas de cuidado personal que les hacen llegar donadores, ellas deben cubrir sus gastos.

En un recorrido que hizo Infobae México con mujeres trans que son trabajadoras sexuales, se pudo constatar la discriminación y violencia que viven, así como el nulo apoyo que reciben de las autoridades y la falta de espacios seguros.

La vida desde los ojos de Yera

“Como a los 15 años me tocó ver mi primer cadáver hecho pedazos dentro de una bolsa”, recordó Yera al responder cuál ha sido una de las peores experiencias que ha vivido al ser una mujer trans en situación de calle.

Dijo que desde muy joven se quedó sin hogar y tuvo que dedicarse a la prostitución para solventar gastos. A sus 33 años ha vivido muchas situaciones difíciles, pero la peor fue haber encontrado a su conocida sin vida.

“Fue una experiencia, con perdón de la palabra, muy cabrona, porque pensé que nos habían tirado basura, pero la bolsa pesaba. Revisamos la bolsa y encontramos los pedazos de una compañera. Me quedó el trauma, entonces a mí si me da miedo de que me pase algo así”.

Para soportar estar con clientes a veces utiliza drogas; no obstante, ha aprendido a usarlas para no perder la consciencia y evitar ser víctima de algún delito. “Yo también he ocupado las drogas para estar con los clientes pero siempre me cuido”.

Cuando halló el cadáver en calles de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, levantó la denuncia correspondiente a las autoridades pero las investigaciones quedaron estancadas.

“Le dieron carpetazo, no estaba permitida la transexualidad, entonces no le dieron seguimiento. Y todos los hechos que he pasado, les dan carpetazo”.

Yera indicó que en algunas ocasiones otras compañeras que están en su misma situación no miden su consumo de drogas, lo que puede ocasionar que cobren menos o en el peor de los casos, “meterse con un cliente que las puede llegar a matar”.

Gwen

“La peor violencia que he sufrido por parte de clientes son violaciones”, contó a Infobae México una de las trabajadoras que pidió anonimato y será llamada Gwen para términos prácticos.

“Al final de cuentas soy un puto y los putos nos valemos nada aquí, porque al final de cuentas no pagamos impuestos, somos invisibles ante la sociedad. La autoridad no castiga a los agresores (sic.)”, aseveró al explicar su experiencia como una mujer trans en situación de calle.

El primer abuso sexual ocurrió cuando apenas iniciaba a ofrecer servicios y desconocía algunas “reglas” que considera básicas, como no ir a la casa de los clientes. En la segunda ocasión fue porque accedió a ir a otro lado cuando le ofrecieron mucho dinero.

“Vives en alerta. Ya no me confío, no me subo con varios hombres y si van varios voy con otra amiga o varias. Aunque me ofrezcan mil pesos, me digan vamos a estar ahí, su puta madre, no porque te dan unas gotitas; es la realidad, las cosas como son”, aseveró.

Aproximadamente a los 17 años quería comenzar su transición y ser tratada como mujer, pero su familia no estaba de acuerdo, pues querían que terminara sus estudios y ocultara su forma de ser.

“Me costaba controlar mis maneras amaneradas, femeninas, el caminar y demás, pero como eran muy bruscos no soporté y dije: ‘Pues me voy lejos, ya voy a cumplir la mayoría de edad’”.

Gwen actualmente tiene 27 años, es originaria de otro estado del país y se mudó a la Ciudad de México para alejarse de su familia. Inicialmente se alojó en un albergue para menores de edad y cuando cumplió 18 años comenzó a trabajar en una zapatería de San Cosme.

Comentó que cuando inició su transición a mujer, algunos hombres se le acercaban en la calle ofreciéndole ir hoteles de la zona. “Estaba como loca, yo vivía a dos horas de distancia, pues me llamaban a ofrecerme el hotel cerca y me daban dinero, entonces poco a poco me adentré en el trabajo sexual”.

Otra de las situaciones que ha sufrido es discriminación, ya que tanto hombres como mujeres la miran con desprecio o le hacen comentarios ofensivos, pero ha aprendido a que no le afecten.

“Soy una chica trans que vive en una sociedad machista. México dice que siendo una persona trans eres criminal, eres ridiculizada por el simple hecho de decir que eres mujer, porque nací varón hay gente que me habla con ‘él’ y me costó mucho trabajo al inicio, me acomplejaba”.

“Luego hay hombres, ¡Clientes que me preguntan! ¿Desde cuándo te gusta la verga? No es que me gusta la verga, sino que me gustan los chicos y me gustaba jugar con barbies, con muñecas. Deja tú la verga (sic.)”.

Gwen reconoció que ha tenido problemas con el consumo de estupefacientes, lo que la ha llevado a cobrar menos dinero por sus servicios; no obstante, asegura que prefiere que le paguen poco a robar o cometer otros delitos para conseguir dinero.

Actualmente tiene contacto con algunos familiares a través de redes sociales pero aseguró que ellos no saben que es trabajadora sexual ni que vive en situación de calle, ya que teme que se avergüencen.